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Día mundial de la poesía en San Fernando de Henares, 21 de marzo

La poesía es una manifestación de la diversidad en el diálogo, de la libre circulación de las ideas por medio de la palabra, de la creatividad y de la innovación. La poesía contribuye a la diversidad creativa al cuestionar de manera siempre renovada la forma en que usamos las palabras y las cosas, y nuestros modos de percibir e interpretar la realidad. Merced a sus asociaciones y metáforas y a su gramática singular, el lenguaje poético constituye, pues, otra faceta posible del diálogo entre las culturas.



La decisión de proclamar el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía fue aprobada por la UNESCO durante su 30º periodo de sesiones, que se celebró en París en 1999.

De acuerdo con la decisión de la UNESCO, el principal objetivo de esta acción es apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y dar la oportunidad a las lenguas amenazadas de ser un vehículo de comunicación artística en sus comunidades respectivas.

Por otra parte, este Día tiene como propósito promover la enseñanza de la poesía; fomentar la tradición oral de los recitales de poéticos; apoyar a las pequeñas editoriales; crear una imagen atractiva de la poesía en los medios de comunicación para que no se considere una forma anticuada de arte, sino una vía de expresión que permite a las comunidades transmitir sus valores y fueros más internos y reafirmarse en su identidad; y restablecer el diálogo entre la poesía y las demás manifestaciones artísticas, como el teatro, la danza, la música y la pintura.

Aunque San Fernando de Henares no celebra su encuentro de poetas locales hasta el 23 de abril. Dejamos tres poemas de poetas sanfernandinos en este día de conmemoración, aunque poesía son todos los días.


MARINO

Náufrago en tierra sin barco que navegue.

Morirá anclado en la ventana, 
sus ojos, sin noray,
amarrados a un dique de cemento.

Será el momento en que un pesquero amigo

le lleve a sus reales
para acariciar corales rojos
y bailar sin sirenas los ritmos de corriente.

Jesús Arroyo


No deja de llover


No sé cómo aliviar el dolor que me causa
ver la muerte asomada a tus ojos azules

poniendo a prueba la resistencia de tu piel
y tus huesos de cristal.
No sé qué haré cuando ya no pueda ver en ellos
a la niña que fui,
a la que enseñaste a silbar canciones
y a cantar sobre tus hombros ti tá tá.
No sé que haré cuando me levante una mañana
y sepa que ya no sonará el teléfono
para preguntarme qué tal he pasado el día
si el pequeño ha llegado del colegio
si los mayores siguen bien con las novias.
Llevamos tiempo despidiéndonos;
mientras te aseo y te peino
tú me hablas de la dignidad perdida con los años
y yo del hombre con el nudo de la corbata
mejor hecho del mundo
y el corazón más grande.
Desayunas en silencio con la prisa que requiere
levantarse de la silla para ir hasta el sofá
a pasar el día, sin otra cosa que hacer
sino contar las horas que faltan
hasta la próxima dosis de pastillas
que pueda engañar a tu mente lúcida
y hacerle creer por un rato
que hay justicia en este mundo.
Qué haré ahora que he descubierto
que se puede ser huérfana a cualquier edad,
sino agradecer haber tenido un padre
que nunca nos quitó el ojo de encima
como si pudiera salvarnos de todo mal
que acecha el mundo.
Agradecer que me hayas enseñado
la generosidad de dar cuando no se tiene,
de hacer reír a tanta gente
aunque ya no nos acordemos de tu risa
bajo ese manto de dolor que te cubre.
¡Qué puedo decir!, sino que te vas
con todos los deberes hechos,
que tanto amor como has dado
seguro limpia cualquier pecado.
¡Qué decir, sino palabras hermosas
que pueda recordar haberte dicho!
Mañana subiré a afeitarte
y a ponerte el traje de los domingos.

Carmen Jiménez


Viernes por la tarde
Puedo quererte un viernes por la tarde,
encender el candil que alumbra tus recuerdos,
tú quererme en las noches de domingo

iluminar el amor del mundo de mis sueños,
y así día a día nos vamos encontrando
sin rumbo, sin destino, sin barco de vapor,
atravesando el río que inunda la pasión,
la que empapa la balsa del tiempo del amor,
romperé mis promesas de vivir sin rozarte,
y cuando lo recuerdes, te diré: “Eso… antes”,
ahora ardo en deseos de besarte mil lunas,
de palabras sin orillas, de caricias sin flor,
me pedirás que te abrace con todo mi ser,
yo arderé contigo en promesas eternas,
en noches que no acaban y miradas secretas,
gritar de amor es fácil, callar es lo peor,
recorreré tu piel como un loco sediento,
sabré que he acabado cuando llegue a tus labios,
me sentiré el hombre más feliz del mundo,
amar es la belleza que nunca imaginé,
y tumbados los dos sobre aquella promesa,
reiremos al amanecer junto a alguna canción,
amar, querer,
no hay nombre que tanto me fascine,
como tu nombre escrito cuando me mira absorto,
me hechizas, me cautivas, en verdad me enamoras,
placer en tu refugio de alma conquistada,
amor sin rendición un viernes por la tarde.

Juan Antonio Valero



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